Dejarnos una salida
La forma en la que nos contamos las cosas determina la realidad que vivimos y, por tanto, lo que sentimos. Voy con un ejemplo. En el trabajo...
CAMBIOAUTOCONOCIMIENTORELACIONES
Raquel Ayala
2/5/20252 min read


La forma en la que nos contamos las cosas determina la realidad que vivimos y, por tanto, lo que sentimos. Voy con un ejemplo. En el trabajo, he decidido que no me voy a quedar más tiempo del que pone en mi contrato, a no ser que me lo paguen. Lo he pensado mucho, estoy enfadada cada vez que me quedo más tiempo del que me corresponde, y me paso muchas horas discutiendo conmigo misma en la cabeza el porqué me tendría que ir a mi hora. Y, sin embargo, cada día, cuando llega momento de irme, soy incapaz de levantarme. Digo: solo cinco minutos, solo si se levanta alguien más, no me quiero señalar, no es tan importante… Y no soy capaz de levantarme e irme.
Si la pelea que tengo dentro es: “Si no eres capaz de irte, eres una tonta cobarde”, cada día que pasa y me quedo, junto a las consecuencias obvias de quedarme (menos tiempo para mí), tengo además el machaque por ser tonta y cobarde, con lo cual, es poco probable que en algún momento pueda coger la fuerza para cambiar, puesto que pongo la atención en decirme cosas desagradables, cuyo efecto es el contrario al que quiero conseguir. ¿Cómo sería el dejarme una salida? Pues decirme: sé que lo tengo que hacer, en cuanto esté preparada, lo haré. No pasa nada un día más.
Recuerdo que cuando estaba estudiando ingeniería, había asignaturas que me parecían imposibles de estudiar en la convocatoria de febrero. Y, tan solo 4 meses después, en verano, sí que conseguía sentarme delante de los apuntes a intentar descifrarlos.
Cada uno tenemos nuestro tempo y nuestras limitaciones, y es importante respetarlas. Si nos forzamos a ir más deprisa cuando aún no tenemos los recursos necesarios, es más probable que fracasemos y que nos acompañe un malestar extra al acometer lo que sea. Si esperamos hasta que sintamos que podemos enfrentarnos con algo más de seguridad, podemos convertir en reto la empresa, disfrutando el cómo, en lugar de sufrirlo. El truco está en ser amables con nosotros mismos, acompañarnos en nuestras limitaciones y dejarnos una salida.
El paso de la laguna Estigia (1520-1524). Patinir, Joachim.
Koan Psicología
Acompañamos a las personas en sus procesos de cambio.
Contacta con nosotros
info@koanpsicologia.com
+34 606 996 257
Calle Comedias 9, 1-4
29008 - Málaga
✆
© Raquel Ayala 2025. All rights reserved.

